La piedra de Rosetta: Parte 2- Bienvenidos a la jungla

DadoAdemas de la chica del pelo azul, Rosetta, había mas posibles fuentes de información. Una expedición secreta necesitaría suministros, así que es fácil que el Príncipe del Puerto supiera algo de estos suministros, o incluso que estuviera involucrado en todo el asunto. Era buena idea ir a visitarle al «Camarote de Jack», pero Lancia quiso solo la compañía de Nori, ya que Yamu y Frank eran agentes de la ley, y seria mas difícil hacer cualquier trato con criminales.

Los dos civiles, Lancia y Nori, se acercaron al puerto, y caminaron hasta la misma puerta de la taberna sin tomar ninguna precaución, pensando que no la necesitaban. En la puerta, dos matones con cara de tener mas bien pocas luces les bloquearon el paso. La pelirroja y el enano se extrañaron, ya que informaron a los matones de que la taberna debería ser de acceso público. Los matones contestaron que ellos solo debían asegurarse de las intenciones de los clientes y de que estos no llevaran armas. Lancia les dijo directamente que habían venido a hablar con el Príncipe, James, y que seguro que si les anunciaba él les recibiría. Los vigilantes se pusieron nerviosos, mientras Nori les miraba mal, pero sin borrar una sonrisa de la cara. Lancia continuó hablándoles hasta que se rindieron y decidieron avisar a quien fuera que estuviera dentro. Al momento salió una  mujer, con pinta de tabernera, que recriminó a los matones no haber reconocido a la sobrina del Príncipe ni a su guardaespaldas. La mujer les permitió entrar, pero antes les pidió que dejaran las armas a los chicos de la puerta. Lancia confesó no llevar ninguna, pero Nori subía la media dejando todo un arsenal ante la atónita y asustada mirada de los guardas de la puerta: Sus dos pistolas, el rifle, una maza, un arco corto y una daga oculta en la bota fueron las armas mas significativas que dejó en un enorme saco. Los guardas se miraron y pensaron que no había duda alguna de que ese tipo fuera un criminal…

La mujer les hizo pasar al mismo reservado en donde se reunieron anteriormente con James, el Príncipe del Puerto. Allí les recibió y les ofreció unas bebidas y algo para picar, y aceptaron su invitación. Tanto Lancia como Nori se sentían tranquilos y seguros en este ambiente, aunque quizás por diferentes motivos. Y James parecía sentir una simpatía inusual hacia Lancia, su «sobrina» y su amigo Nori, al que llegó a ofrecerle trabajo en su organización. Sin embargo, la charla no fue muy fructífera. Al parecer James sabe de la existencia de muchas expediciones hacia el sur, la selva, pero ninguna le interesa lo suficiente para inmiscuirse porque no cree que le puedan dar beneficios. Saben que muchos buscan ruinas y tesoros, pero hasta el momento nadie ha encontrado nada mas que animales salvajes y varias formas de peligros. Lo que si sabe es que posiblemente el Sr. Noorgard si que supiera mas cosas acerca de esas expediciones, porque al parecer las ordenó el mismo. Al decir esto sonrió con malicia. De todas formas, les prometió investigar sobre el asunto de las expediciones, si tanto les interesaban, y les dijo que ellos podrían volver cuando quisieran, simplemente presentándose en la puerta. Sin embargo, Lancia no quería usar sus nombres en la puerta, por lo que pudiera pasar, y pidió usar seudónimos. James aplaudió la idea, y se aseguraría de que todos sus hombres (y mujeres) supieran identificarles por sus nombres falsos para que no tuvieran ningún problema en el futuro. Lancia se hizo llamar Julieta, y Nori, por supuesto, Romeo. Ambos jóvenes ya tenían nombres de criminales.

Antes de marcharse, Lancia le pidió un último favor a su tio James. Alguna vez Lancia recordaba haber hablado con Frank sobre su padre, pero nunca sobre su madre, hasta que hace poco consiguió que el propio Sr. Noorgard  confesara que ella les había abandonado a él y a su padre cuando Frank era aún un bebe. Asi pues, su madre, una tal Ingrid, podría aún estar viva y le pidió a James que la buscara. La reacción de James fue extrañisima: primero se mostró terriblemente perplejo y sorprendido por la petición de Lancia, pero al poco estalló en una serie de enormes carcajadas, entre las cuales le dijo que por supuesto que la iba a buscar, y muy posiblemente encontrar antes de lo que creía. Lancia y Nori se miraron extrañados, y a pesar de no entender lo que estaba pasando, parecía que Lancia se había salido con la suya, así que no le dieron mas vueltas. Al salir, Nori pidió amablemente a los matones su arsenal. Los dos guardias de la puerta fueron los que mas tranquilos se quedaron cuando los jóvenes volvieron a adentrarse en la ciudad.

Habían quedado todos para la audiencia con la Marquesa, y esta les recibió en un despacho de su palacio, junto al Sr. Noorgard y un montón de papeles. A pesar de la evidente contrariedad de Noorgard, la Marquesa estaba dispuesta a seguir adelante con su plan de rescate de la expedición desaparecida. Noorgard opinaba que debían enviar a gente mas preparada, pero Nefer defendió a su equipo gracias a su historial , exitoso a pesar de breve. Nori seria el líder de la expedición, pues sus dotes en el terrero abierto habían sido probadas como sublimes en todos los viajes de los muchachos, y seria él quien decidiera la composición de su equipo. Antes de empezar con los preparativos, Nefer ordenó a Noorgard que informara a los chicos de los antecedentes. Al parecer, la expedición que se había perdido, la que ellos debían de rescatar, había sido enviada siguiendo los pasos de una expedición anterior . Esta primera expedición, de la que no estaba al tanto la Marquesa (como de muchas otras, se defendió el Sr. Noorgard), encontró un pueblo nativo que al parecer estaba formado por elfos salvajes, quienes se mostraron en todo momento hostiles, pero no violentos, negandoles toda ayuda o información. La primera expedición acampó en el lago Bolazul, bautizado asi por ser perfectamente semiesférico y poseer unas aguas inusualmente cristalinas y fue allí donde establecieron el primer contacto con dichos nativos. Hablaban un extraño Sindarin entre ellos, pero mostraban facilidad con los idiomas. A los pocos días de tratar de establecer un contacto continuado, los nativos empezaron a proferir amenazas y a aconsejar de forma brusca que volvieran por donde habían venido. Al poco una enfermedad atacó a la expedición y varios componentes cayeron enfermos de fiebres. Dos de los pocos que quedaban sanos aún salían en misiones de exploración desde la base del Bolazul, mientras la mayoría se quedaban a vigilar a los enfermos y al campamento. Sin embargo, debido a la falta de provisiones y a la negativa de ayuda de los nativos, la expedición decidió volver a Carabas para tratar a los enfermos, sin haber descubierto nada interesante.

La segunda expedición ya se organizó con el beneplácito de la Marquesa, y su misión era la misma que la de la primera, es decir, explorar el terreno y tratar de establecer contacto amistoso con los elfos nativos. Sin embargo, han pasado ya semanas desde su salida y no hay ninguna noticia de ellos, con lo que resulta imprescindible enviar un equipo para averiguar que ha pasado. La propia Marquesa habia pensado de inmediato en enviar a Nori como jefe de expedición, dado su experiencia y probada eficacia en anteriores viajes recientes, y le daría libertad para elegir a sus hombres. Nori aceptó el cargo sin pensárselo mucho, y allí mismo exigió contar con la compañía del sargento Yamu y de Lancia. La elección de Lancia fue una sorpresa para todos, menos para Lancia, que estaba encantada con la idea. Ni siquiera la Marquesa estaba convencida de la inclusión de Lancia en el equipo, pero tanto Nori como la propia Lancia indicaron que si debían entablar relaciones diplomáticas, la pelirroja tenia un don con la gente, y seria la mas adecuada porque también sabia defenderse muy bien ella sola y no seria una carga. A falta de añadir algunas personas mas, Noorgard insistió en que también se incluyera a Frank, quien aceptó de inmediato en cuanto Lancia se unió al grupo. Como el equipo de rescate era ya oficial, Noorgard entregó los documentos a los chicos: había un buen mapa de la zona, con la ruta que debía haber seguido la segunda expedición, y el calendario previsto. El propio Noorgard tomaría nota de todo lo que Nori creyera necesario para el viaje, desde tiendas y provisiones hasta animales de carga. Nori propuso salir en cuanto antes, al día siguiente, y se comprometió a tener la lista de las necesidades lo antes posible.

Por la tarde los muchachos se reunieron todos, los cuatro, para tratar de localizar a Rosetta. Frank les condujo hasta las cercanías de la taberna de «La apuesta de la Cabriola» y no tardaron en encontrar a la joven en la calle, tocando su guitarra y cantando mientras la gente le premiaba echando algunas monedas en su cuenco. No se extrañó al ver a los chicos, ni siquiera a Frank, aunque si que se sorprendió cuando vió que llevaba el uniforme de la guardia. Lancia quiso que acabara de tocar para hablar con ella, porque tocaba muy bien su extraña guitarra. Su estilo de musica no se parecía en nada a lo que antes había escuchado: era rápida, casi desordenada, pero llena de ritmo y acordes casi imposibles. Cuando termino hizo una reverencia, señalando el cuenco, y los chicos le echaron algunas monedas. Frank presentó a sus amigos a Rosetta, y la chica se mostró muy amable con ellos. Como querían preguntarle sobre el escabroso tema de la extraña piedra que vendió a Frank, Rosetta pidió que la acompañaran al interior de la taberna, donde solía tener su «oficina». Todos la siguieron encantados, a excepción de Frank, que continuaba desconfiando de las ladronzuelas que encuentras en las calles. Rosetta se mostraba muy amable con los muchachos; Nori le hacia mucha gracia, porque según ella tenia mucho estilo; Lancia compartía con ella un gusto por lo bohemio, el arte, la calle y la gente; de Yamu admiraba su belleza física y, por lo que Lancia le dijo, su patrimonio familiar; A Frank ya le conocía…

Rosetta dijo no saber mucho sobre la piedra. La consiguió una dura noche de trabajo en la que llegaron un grupo de tipos raros a la taberna, alardeando de aventuras y dinero. Rápidamente se acercó al que parecía mas estúpido de todos y empezó a dejarse seducir. El tipo le contó que acababan de venir de una expedición al sur, en la jungla. Entre copas, el tipo le dijo que lo habían pasado muy mal, que varios de ellos habían sufrido fiebres y que habían estado acechados en todo momento por unas extrañas criaturas violentas, por no hablar de los salvajes a los que pidieron ayuda para combatir las fiebres y se negaron. Él no había sufrido de fiebres, así que junto con otro compañero pudieron llegar a un templo en la selva, del que se trajo este recuerdo, la piedra con extrañas unas. Mientras el tipo hablaba, Rosetta se fijo en todo lo que pudiera tener de valor. Ademas de en la piedra, se fijo en su medallón, un colgante circular con una rosa de los vientos, un timón y un letra A en el centro. Durante mucho rato estuvo tratando de robárselo, pero al final se conformó con la piedra y todo lo que llevaba en los bolsillos, y en cuanto se despistó, se largó. Rosetta pensó que nunca mas le vería, que el tipo se despertaría con resaca y con demasiada vergüenza y poca memoria para averiguar donde estaban sus pertenencias, pero se equivocó, al menos en parte. Durante varias semanas miembros de la guardia se acercaron a la taberna a preguntar por ella, pero el dueño, Karl, negaba conocerla. A las pocas semanas parece que perdieron interés, y desde ese momento hasta el momento en que se la vendió a Frank no pasó nada mas de interés. Los chicos dedujeron que los tipos de los que hablaba Rosetta debían ser los miembros de la primera expedición, y pensaron que seria interesante poder hablar con ellos. Rosetta recordaba el apellido del tipo al que le robó la piedra, un tal Kovadich, ya que era muy curioso y casi musical. Frank propuso investigar el nombre en los cuarteles mayores, ya que si sospechaban que era un guardia, estaría allí.

Mientras Frank y Yamu se ponían de acuerdo en ir a los cuarteles, Nori y Lancia continuaban hablando con Rosetta, esta vez de temas mas personales. Nori le propuso a la chica del pelo azul un negocio en el que sus habilidades serian de gran ayuda. Estaba dispuesto a pagar un buen precio si conseguía uno de estos medallones que últimamente parecían tan populares.

Mientras Frank y Yamu entraban en los cuarteles, acompañados por Nori con la excusa de revisar el equipo para la expedición, Lancia se quedó en una taberna con Rosetta, charlando de cosas de chicas. Rosetta mostraba algún tipo de interés por Yamu, porque era bien parecido, fuerte y llevaba uniforme, y aumento aún mas cuando Lancia le dijo que su familia estaba forrada. A su vez Lancia mostraba cierto interés en algunas de las habilidades de Rosetta, por supuesto en las artísticas, pero también en las sociales, y estaba encantada de recibir algunos consejos y truquitos. Como la chica le cayó muy bien, le dio su dirección para que pasara a tomar te cuando quisiera. Enseguida recordó que posiblemente estarían cerca de una semana fuera, ella no estaría en casa, así que lo mas lógico era darle una llave para que pasara cuando quisiera. Mas tarde Frank le diría a Lancia que no había sido una gran idea darle la dirección de tu casa a una ladronzuela y encima informarle de que no ibas a estar en una temporada…pero es que darle la llave encima…

Las investigaciones en los cuarteles no dieron frutos: Al parecer, tanto el tal Kovadich como algunos de su unidad, presumiblemente los demás miembros de esa expedición secreta, habían sido enviados muy recientemente a unas maniobras al norte, casi de forma providencial. Si no querían retrasar la expedición, no podrían hablar con ellos en estos momentos.

De estas pesquisas informaron a Lancia cuando regresaron a la taberna, mientras ella trataba de poner en practica algunos consejos para emborrachar a ilusos con el propio Yamu, que no entendía muy bien que pasaba mientras Rosetta se reía y disfrutaba con el espectáculo. Nori informó también que, de paso, había revisado el equipo y todo estaba en orden para partir mañana, pero que le gustaría también incluir a Harry en su equipo, siempre que estuviera de acuerdo. Aunque estaba claro que si Lancia se lo pedía, iba a aceptar sin problemas, la idea de entablar relaciones con elfas silvanas nativas e inocentes era demasiado atractiva para dejarla pasar y bien valia todos los posibles peligros que pudieran existir. Harry no iba a tener el menor problema en acompañarles de nuevo.

Cada uno se preparó en sus casas lo mejor que pudo. Lancia advirtió a su recién estrenada compañera de piso, Lavinia, que se iba a quedar sola durante una temporada, que paseara a Cascabel y cuidara también de Andres, el loro, pero que tuviera cuidado de no desnudarse delante de él. Y también le advirtió que era muy posible que una chica de la calle llamada Rosetta pasara a hacerle alguna visita, que no se asustara. Pero Lavinia si que se asusto un poquito.

Nori se aseguro de avisar a Daniella durante la cena a la que invitó de que no iba a estar en Carabás en una temporada, que se iba de expedición, todo legal y oficial. Daniella empezaba a acostumbrarse al estilo de vida de Nori, pero esta vez se sintió un poco mas aliviada por que el trabajo no parecía oler tan mal como los anteriores, al menos por ahora.

Al día siguiente, al alba, se encontraron todos en las puertas de los enanos, al sur de la ciudad. Frank y Yamu habían llevado el cargamento, mas bien ligero, que constaba de una mula de carga y un carromato de dos ruedas muy cargado, con equipamiento de campamento, herramientas y víveres. Frank montaba a Caramelo XXIII, Caramelo para los amigos, y Harry vestía una túnica gruesa y un sombrero picudo de ala ancha cubierto por una especie de lona impermeable, con lo que parecía una cortina de ducha mas que un mago poderoso.

El caso es que Harry hacia bien llevando ese impermeable, puesto que la lluvia no tenia intención de parar pronto…al menos así lo aseguraba Nori.

Salieron de nuevo de Carabas, rumbo a lo desconocido, y el primer día de viaje no fue nada ajetreado, aunque si pasado por agua. Pasaron el día atravesando los terrenos de caza que Nori ya conocía, relativamente seguros y transitados, charlando sobre lo que les esperaba en la jungla. Nori estaba seguro de que llevar a Yamu iba a ser de gran ayuda con las nativas del lugar, ya que para ellas debía ser algo así como un dios, fuerte, masculino y hermoso, aunque Yamu fingiera que eso no le importaba. Y también estaba contento con que Lancia le acompañara, porque sus capacidades diplomáticas le serian útiles hasta para hablar con los monos…y no lo decía solo por Frank. Y Harry le caía muy bien y se había acostumbrado a su compañía. Pero a Frank no le quitaba ojo de encima.

Cayó la noche y llegaron a un puesto avanzado de la guardia, al pie de una colina en la jungla. Decidieron pasar la noche allí, junto con los guardias del puesto, que les advirtieron que de aquí en adelante el terrero estaba prácticamente inexplorado. Disfrutaron de la última oportunidad de algunas comodidades, como un buen fuego, comida caliente y seguridad, mientras Yamu y Nori compartían algunas de sus delicatessen con los guardias. Incluso cocinaron unas deliciosas tortillas como agradecimiento. Pero Frank no estaba con el grupo. Se dedicaba a cepillar los animales, a la mula y el propio Caramelo, tratando de resguardarles lo que pudiera de la lluvia. De repente los animales se pusieron nerviosos, y Frank descubrió porque. Lancia se había escabullido del grupo y se había acercado sin hacer ruido. No sabia cuanto tiempo llevaba observándole. Lancia uso el nerviosismo de los animales como excusa para acercarse a Frank, y empezaron a hablar, sobre la confianza, la amistad y el cariño que Lancia estaba empezando a sentir por Frank. El chico estaba algo aturdido, puesto que incluso él mismo estaba seguro de que no era una persona que le cayera bien a la gente, o en la que la gente confiaría, y asi se lo hizo saber. Pero por algún motivo la chica pelirroja se fiaba de él, aun cuando en él mismo la advertía. Mientras Frank pensaba en que podía hacer para poder ser un poco mejor persona, Lancia le dijo que a algunas personas les encantaba que estuviera con ellos, que confiarían en él sin pensarlo, y le sorprendió dándole un sentido beso en la boca bajo la lluvia. Y sin decir mucho mas, simplemente sonriendo, volvió con el grupo.

Vampire

 

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