por eihir » 16-05-2010 13:32
Hacía calor en el interior del Pierre Garnoire, el restaurante más caro y famoso de Hollow City, en el lujoso barrio de Atherthon. El aire acondicionado se había roto, así que mientras el dueño se apresuraba a enmedar esa pequeña tragedia los camareros se afanaban en abrir la gran puerta que conducía a la terraza, desde donde podía verse el Grand Park y la Wolsley Road (la calle más lujosa de la ciudad). En la mejor mesa del restaurante se encontraba cenando un grupo de varias personas, las más influyentes de la ciudad. El Alcalde Mallory, un hombre de baja estatura adentrado en años (y en kilos), devoraba insaciablemente un Cabrito lacado con miel adobado con salsa Baracougné, mientras hablaba con el hombre que estaba a su derecha.
- ¿Así que definitivamente te quedas aquí, Ed?. Ya verás como esto te gustará. Yo te presentaré a los más influyentes, ya sabes, los que manejan aqui el cotarro. En Hollow City un hombre inteligente, que sabe lo que quiere, puede prosperar fácil y rápidamente.
- ¿Como tú, Mallory? - dijo una mujer de cara estropeada por múltiples operaciones de cirujía estética. Era una mujer madura, vestida con un traje de Battigli y adornada con demasiadas joyas caras.
Todos los demás rieron. De eso se trataba, de gente limpia e inmaculada por fuera, pero sucia y corrupta por dentro, que intentaban mantener las apariencias, pero que en realidad sólo se amaban a sí mismas, al dinero y al poder.
El hombre llamado Ed, un joven elegante de porte atlético, observaba al resto de comensales. Debía hacer un gran esfuerzo por no vomitarles su asquerosa comida rica en sus apestosas narices. Él prefería la comida oriental, era más sabrosa y nutritiva. Además, la compañía era peor aún, en las cárceles de China uno podía encontrarse con gente más decente que ésta. Ed imaginó lo que podía hacer con el cuchillo de la carne con sus gargantes, y camufló una sonrisa de complacencia llevándose su copa de Chateau Lafite del 85 a los labios.
- Te lo agradezco mucho Mallory, la verdad es que Hollow City tiene mucho potencial para que pueda desarrollar mis actividades libremente - al menos en esto Ed no mentía. Ocultar la verdad no era mentir, o al menos es lo que le enseñó su maestro.
- ¿Ya se sabe algo de lo que está pasando en las calles, Alcalde? - dijo Lamberty, director del Grand Bank de Hollow City. Los inversores están preocupados, y ya sabe, dentro de poco serán las elecciones...
Mallory contestó con un gruñido, mientras por sus labios caía parte de la salsa, manchandose su camisa de 300 pavos. Parecía un cerdo trajeado comiendo pienso,
sólo que no estaba en una granja sino en un restaurante lujoso, rodeado de personas.
Ed se sintió enfermo, disimuladamente miró su reloj y vió que el sufrimiento aún continuaría unas pocas horas más. Como le enseñó su maestro, formó en su mente un punto blanco dentro de la oscuridad, ensanchándolo poco a poco, hasta que todo era blanco y la oscuridad sólo un punto negro. Control, paciencia, relax.
De repente la secretaria de Mallory (o mejor dicho su fulana, una conocida trepa de las altas esferas) se acercó con el móvil en la mano. "Es importante", le susurró al oído al Alcalde. Éste se disculpó y se alejó unos metros de la mesa.
Ed cogió un cuchillo, buscando un ángulo donde poder ver los labios de Mallory reflejados. Asesinato, sangre, policía, Saint Patrick, Padre Franklin. Algo gordo había pasado esta noche. Algo que él no podía investigar, pero otro sí.
Mentalmente, concentró su energía Chi en una única pulsación, en un solo objeto, en un solo punto, y la liberó. Se oyó un pitido electrónico que venía de la chaqueta de Ed.
- Perdón - dijo Ed, al tiempo que sacaba su móvil -. Parece que un familiar está algo indispuesto, tendrán que disculparme por esta noche, señoras y caballeros.
Después de falsas promesas de reencuentro y asépticas frases de fría cordialidad para despedirse, Ed abandonó el Pierre Gardnoire a toda prisa con su Buggatti Bayron de color rojo. A toda prisa se dirigió hacia Saint Patrick, a la iglesia. No necesitó conectar su Navegador de última generación. Estaba en casa, en Hollow City. Directo, al misterio, se adentró en la noche, al tiempo que pulsaba un boton oculto. Un compartimento secreto se abrió, mostrando un maletin con cerradura electrónica que sólo él podría abrir. Ed sonrió. Miró el reloj. La medianoche. La hora de los fantasmas, de las brujas y de los muertos. El momento en que el millonario industrial Eduard Kraine desaparecía. Había llegado la hora de... ESPECTRO.